lunes, 17 de septiembre de 2012

New York, New York


A muchos de mis amigos ya los he agotado con mis entusiastas comentarios acerca del mi reciente viaje a Nueva York. Si eres uno de ellos, y aún te quedan ganas de conocer los detalles de esas vacaciones; o si no estás en ese grupo, y te apetece compartir la sombra del recuerdo de lo que allí viví; aquí tienes mi diario de viaje.

http://www.losviajeros.com/Blogs.php?b=8170

Qué mono me ha quedado...

miércoles, 5 de septiembre de 2012

De bruces





Pues sí, se acabó el verano. Tristemente, porque he vivido unas vacaciones fantásticas. Por resumir mi periplo: Tarifa, Almuñécar, Manilva, Conil, Cabo de Gata y Nueva York; con paradas intermedias en mi Málaga natal.  Han sido días intensos de playa, sol, amistad y amor. Pero sobre todo estas vacaciones me han concedido un paréntesis; un breve oasis en este desierto tan desazonador en el que nos movemos últimamente. Porque este país está pa emigrar. Literalmente.

He evitado hablar del “temita” (así es como he decidido bautizar al omnipresente asunto de la crisis y sus efectos colaterales) porque, lo reconozco, abordar este asunto me inquieta y me pone de los nervios. Yo no sé nada de macroeconomía; ni había oído hablar en mi vida de la prima de riesgo; ni me interesa en absoluto cómo se mueven los mercados financieros. Tampoco me pagan para eso, la verdad: se supone que tenemos gestores muy versados en esos asuntos, financiados por todos para manejar esas quisicosas y evitarnos a los ciudadanos semejantes quebraderos de cabeza. Por otra parte, la descarada demagogia y las continuas patrañas que nos cuentan cada día desde distintos foros (interesados todos, despreciando de manera repugnante nuestra capacidad intelectual) provocan en mí altos sentimientos de indignación; por eso intento aislarme al máximo de semejante sarta de mierda verbal. De la apocalíptica marea de mediocridad de “nuestra” clase política casi prefiero ni hablar: ellos, empeñados en sus despreciables batallas; defendiendo sus miserables bastiones, no merecen ni mi atención, ni mis comentarios. Pero hoy sí quiero reflexionar acerca de algunas actitudes que últimamente observo a mi alrededor. Son comentarios e ideas que me llegan de gente de muy distinto pelaje ideológico, social y vital. Ideas que poco a poco van calando; que ya se han instalado a nuestro alrededor... y que, la verdad, me dan bastante miedito.

Yo, que siempre he sido muy de las teorías de la conspiración y arrastro cierta tendencia paranoide; veo perplejo cómo determinados mensajes; esos mantras que nos están repitiendo sin parar; han calado en gran parte de la población hasta el punto de haberse convertido en verdades (cuasi) universalmente aceptadas. Aquello de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”; “el sistema es insostenible”; “estos sacrificios son dolorosos pero imprescindibles” me suena a cantinela barata y a cháchara de la peor estofa; pero son frases que han traspasado la pantalla y ahora suenan en la boca de muchos conocidos y amigos. El efecto me recuerda un poco a lo que ocurrió con la palabra “terrorismo”: un vocablo que, de tan repetido, ha perdido su genuino significado; y ahora sirve para justificar cualquier acción política o militar  má so menos arbitraria (“no, no, a estos hay que destruirlos porque son terroristas”. Se dice así, bien alto y bien claro... y con eso basta).

Pues eso, que de un plumazo nos han convertido a todos en despilfarradores; en gentuza que sólo piensa en dedicarse al mal vivir; en vagos, maleantes, parásitos o simples mequetrefes ávidos de consumir los recursos del Estado; lectores mañaneros de la prensa diaria; desayunadores compulsivos; ciudadanuchos que no merecemos ni el aire que respiramos. Se ve que la cosa funciona así: una mentira repetida mil veces se acaba convirtiendo en verdad. Como si realmente el origen de todos nuestros pesares estuviera precisamente ahí. En fin...

El caso es que, al final, nos han convencido de que la economía es mucho más importante que las personas; nos han hecho comulgar con esta farsa de presunta democracia, hipnotizados con aquello de que éste es el  mejor sistema de los posibles. Y así, sumidos en una especie de éxtasis que se alimenta de miedo; con sus mensajes adecuadamente empaquetados y salpimentados de irresponsabilidad; han conseguido que veamos enemigos por todas partes. Que se recorte; que se cierre; que se expulse; que se privatice. Es necesario, es imprescindible, es fundamental. Y mientras tanto, los lobos siguen vigilando a los corderos.

Me ha salido un texto bastante espeso y un poco críptico. Pero lo que realmente quería yo decir es que me parece horrible que se le niegue la asistencia sanitaria a nadie. Me parece horrible y peligroso. Y que a la gente esa ideíta le parezca normal... pues eso me da más miedo todavía.