viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Casarse... o no?


Lo confieso: me he pensado (un poco) escribir y publicar esta actualización. En estos tiempos en que la idea de lo políticamente correcto va estrechando sus márgenes (y nuestro espíritu crítico); cualquier comentario que parezca ir (o que directamente vaya) a contracorriente tiende a ser malinterpretado. Pero le comenté el otro día a una amiga que intento no avergonzarme ni de mis gustos ni de mis disgustos... ni tampoco de mis ideas, aunque a muchos puedan parecerle peregrinas; o directamente, bárbaras.

Resulta que el Tribunal Constitucional ha resuelto que le matrimonio entre personas del mismo sexo no entra en contradicción con lo que dice la carta Magna. Al margen de debates más o menos obtusos; y de excentricidades ideológicas o morales que no merecen ni una mínima discusión; al margen de eso, digo, parece que hay una aceptación social bastante amplia del asunto. Que los gays podamos casarnos en igualdad de condiciones que los heterosexuales es una buena noticia, desde luego: supone la ampliación de un derecho, y eso (al menos yo lo veo así) siempre  hay que celebrarlo. Otra cosa es lo que yo piense de la institución del matrimonio; y de hasta qué punto el Estado (laico) debe entrar en materias tan personales e íntimas como las relaciones sentimentales o sexuales que se establecen entre las personas adultas. Ahí ya podemos discutir un poquito más.

Digo yo: ¿por qué puñetas tengo que pasar por el trámite del matrimonio (con lo que eso supone, en muchos sentidos) para que el Estado reconozca mis vínculos de convivencia con una (o más) personas? ¿Por qué no pueden ser reconocidas, al mismo nivel que la establecida entre los cónyuges, otras formas de cohabitación, igual de íntimas y razonables? Tres hermanas solteronas que comparten una vida de fatigas (conozco casos concretos); dos amigos que forjan entre ellos unos vínculos más fuertes que los familiares; ¡tríos,  cuadrillas de colegas o comunidades hippies! Afortunadamente, las formas de relacionarnos son tan diversas como el propio ser humano. ¿Por qué esas otras maneras de vivir no tienen una cobertura legal y administrativa equiparable a la del matrimonio? Eso, por no hablar del derecho de todas esas personas que hacen vida en pareja; son padres o madres; han construido esa cosa tan extraña que llamamos familia; y no quieren casarse simplemente porque no les da la gana. ¿Qué pasa con ellos? ¿Deben seguir conformándose con esa figura descafeinada de la “pareja de hecho”, como si fueran cónyuges de cascarilla? El mundo evoluciona, la sociedad cambia; evolucionemos, pues con él. Y el camino hacia la igualdad tiene todavía muchos frentes abiertos.

Por todo eso, a mí me habría gustado mucho más una reforma auténticamente profunda del Código Civil; la desaparición de la figura del matrimonio, y su sustitución por una nueva fórmula (¿podría llamarse unión civil?), mucho más abierta y plural, en la que cupieran todas esas formas de convivencia que hoy por hoy existen, pero no encuentran reflejo (ni protección de ningún tipo) en el ordenamiento jurídico. Así que, vale, de acuerdo: celebro lo del matrimonio gay; pero me parece un paso breve, incompleto, insuficiente y pacato.

Verás la de amiguitos que me busco expresando esta opinión. ¡Ay, MadredelAmorFermoso! ¿Por qué me meteré yo en estos berenjenales?

10 comentarios:

  1. Debuto, para que veas que sí te leemos. Además hasta te animé a que lo debatieras aquí a través del facebook.
    Le vas a alegrar el día a los de la tdt party. Lo que les faltaba. Están escandalizados con lo del matrimonio gay, y ahora vas y le dices que tres hermanas solteronas regularicen su situación.
    Que arte más grande.
    Estoy totalmente de acuerdo en todo lo que dices. Y no porque no me haya casado nunca, y no sé si lo hubiera hecho llegado el momento.
    Pero hay bastantes lagunas.

    Un abrazo y buen fin de semana.

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    1. Gracias, querido. lo peor es que, después de todo lo que he dicho, igual me veo el año que viene buscando un vestido de novia con velo y todo. Siempre acabo comiéndome mis propias palabras... ¡con lo que eso engorda!!!! Un besote.

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  2. ¡Qué jartura del "estado-papá-regulador de todo"! Totalmente de acuerdo con tu posición. Y, dejando aparte el mal chiste de quien me precede en los comentarios sobre las hermanas solteras, yo añadiría que, puesto que "los papeles" en estricto sentido de lo legal, no van más más allá de herencias, pensiones de viudedad, etc..., a mí que no me vendan que me están regalando libertades ni igualdades, que éstas ya me las tomo yo desde hace muuuchos años. Por supuesto que todo tipo de relación de convivencia por la dos o más ciudadanos opten debe ser respetada y legalmente reconocida, ¡faltaría más! Por otra parte, me cuesta entender el empeño de algunos en una institución tan desacreditada como el matrimonio. Como siempre, perpleja estoy.
    Ah, y si decides casarte con velo y todo, cuenta conmigo. Muá. Gloria

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    1. Remuá. ¿Actuarías de madrina con pamela y bolsito?

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    2. Con pamela, bolsito, brilli-brilli y tó lo haga falta.

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    3. Perdona Anónimo, no es un mal chiste, ni bueno, ni nada. Copio literalmente lo que escribe el bloguer master (perdón si te lo tomas también como un mal chiste), lo de las tres hermanas solteronas.
      Si tu lo has entendido como un chiste, es tu problema.

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  3. Con esta anónima, el tema está más que hablado, y escasamente discutido (porque salvo en matices, coincidimos). A mi también me cuesta, como dice Gloria, que supuestamente un colectivo supuestamente progresista como el de los homosexuales se empeñe tanto en participar de una institución así y no haga enfásis en otras libertades.

    Yo, que como tú sabes también soy especialista en hacerme amigos, voy un poquito más allá, y pienso que en cualquier sociedad, cuando el poder tiene que enfrentrase a colectivos potencialmente disedentes que pueden contribuir a la no renovación de la legislatura, el modo más simple - y parece que el que más satisface a ambas partes - de someterlo y controlarlo es hacerle participe, con todos los honores, de las instituciones más rancias con que cuenta. Deja que pasen unos 50 años, que la Iglesia supere el problema doctrinario que le supone la aceptación del matrimonio entre homosexuales... El poder de Roma será como en el S. XV - Papa Dominus Urbis -... Al tiempo.

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    1. Pues sí. Y cuando la Iglesia se abra a la homosexualidad, ya verás cómo vemos entrar por sus puertas a muchos maricas en tropel. En el fondo creo que muchos lo están deseando. Y me parece muy respetable, mireusté; pero no por ello menos conservador. Beso!

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  4. La union civil existe. Se llama matrimonio civil!! Que luego el personal celebremos un bodorrio o lo que queramos es otra cuestion.
    Tu vas con dos personas que dan fé y sin mas te unes civilmente.
    La Iglesia es otro cantar. Ess para los catoliocos y ya se sabe que la iglesia catolica no admite la homosexualidad. Ellos con sus cosas
    Y la gente laica con las nuestras

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    1. La unión civil existe... pero deja fuera muchos de los casos que Javi trata: por ejemplo, aquellas personas que conviven pero tienen lazos de parentesco.

      La unión civil existe... pero tengo que llevar testigos... Por qué? Por qué tengo que buscar a nadie que de fé de mi decisión? Soy mayor de edad, se supone que sé lo que quiero y lo hago libremente. Y porque den fé... ya entra dentro de la normalidad esa unión? Por que unos testigos den fé se supone que los dos actúan libremente? Se supone que se quieren? Que se van a respetar?..

      Es la misma estupidez burocrática que se produce si vas al inscribir a tu hijo recién nacido en el Registro Civil. Si estás casado, basta con que vaya el padre... en caso de no estarlo, tienen que ir padre y madre y declarar ésta última ante un juez que el padre de tu hijo es el señor que te acompaña... Se supone que si estás casada, este trámite no es necesario, porque en el matrimonio los hijos son siempre "legítimos"?

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