Es una constante en el universo: nada permanece, nada queda, nada
perdura, vivimos sometidos a un continuo estado de cambio. Aceptar esa
idea; abrazarla y vivir de acuerdo con su ley... Bueno, eso ya es harina
de otro costal.
Dicen que la "seguridad" es la antítesis de la
"libertad", y debe ser bastante cierto, porque en ese afán por sentirnos
seguros; en esa carrera por la estabilidad, vamos perdiendo gozos y
ganando miedos. El bótox, el plan de pensiones, la hipoteca... Es una
batalla perdida, además: por mucho que intentemos aferrarnos a lo que
tenemos; por más que visualicemos posibles contingencias futuras, los
cambios llegan siempre de forma imprevisible y sorpresiva, trastocando
nuestros planes y echando por tierra horas y horas de ansiedad. Está
visto que PRE-OCUPARSE es una forma bastante eficiente de perder tiempo y
energía. Pero este vicio tan extendido resulta muchas veces demasiado
tentador: todos lo practicamos, en mayor o menor grado, y eso demuestra
nuestra absoluta incapacidad para aceptar con alegría las realidades más
evidentes de la vida.
Siempre me han dado mucho miedo los
cambios, y empleo enormes cantidades de tiempo y energía en prepararme
para afrontarlos: imagino situaciones futuras que me parecen plausibles,
y trato de preparar respuesta para los problemas que mi imaginación me
propone. La experiencia ha demostrado que estos ejercicios premonitorios
no sirven absolutamente para nada. Luego todo ocurre de forma muy
distinta a como imaginé; mis reacciones son diferentes también, y el
resultado, bastante menos dramático. Además, tengo una enorme capacidad
de adaptación ante las nuevas situaciones, así que sería una buena idea
pensar menos en el futuro y concentrarme más en el presente. En esta
mañana tan fresca y prometedora; en las posibilidades del fin de semana que acabo de estrenar; en la belleza de mi amor, retozando aún
bajo las sábanas; en las miles de regalos que la vida me ofrece, y me
hacen sentirme tan afrotunado.
Y lo demás... ya lo pensaré mañana.
FOTO: Yo tal cual soy ahora. Sin nostalgias, sin mañana. Sólo la pura esencia del momento presente.
pero qué bonito que eres.......;)
ResponderEliminarMe gusta la vida, me gustas tú...
EliminarAnda ya!
ResponderEliminarCuando llegue el puente, lo atravesaremos... que yo reformaría en: Cuando llegue el puente, me gustaría irme unos días fuera...
ResponderEliminarNo es por joder, pero de puente estoy yo, miJmamente...
EliminarHas escrito "afrotunado": La suerte en la vida se basa en tener el pelo muy rizado.
ResponderEliminarEso es lo que yo quisiera: tener el pelo muy ruizado; o tener el pelo, simple y llanamente. :)
Eliminar"ruizado": eso daría para un par de sesiones de psicoanalista...
EliminarRuizado: persona que ve a Ruiz Mateos o a Pedro Ruiz y se le encrespa la melena
ResponderEliminaro al pequeño ruizseñor...
EliminarLos cambios...podría escribir horas sobre esto. Me podría servir como terapia?, no lo sé. La palabra sugiere muchas sensaciones: enfrentarse a algo nuevo, lo desconocido, abandono de una costumbre, final de una etapa...
ResponderEliminarCualquiera de nosotros ha tenido cambios importantes en su vida, y todos nosotros cambios inevitables. Estamos cambiando desde que nacemos, de gustos, de conocimientos, de amigos, de pareja, de vivienda, de trabajo, de pandilla, de ropa, de perfume, de peinado, de maquillaje, de sábanas, de comida, de champú, de coche, de salud, de edad, de prejuicios, de mentalidad...pero hay algo que permanece a todos ellos. Nuestra propia identidad, nuestra esencia más íntima. Queda en mí la niña que fuí y el alma que tenía cuando nací me acompaña siempre en todos mis procesos. Los cambios son de circunstancias y todas ellas son pasajeras. Por eso se llaman cambios.
Ahora se presentan algunos importantes. Cambios a la vista!! por una parte ilusionantes para mí, por otra acojonantes, con perdón.
Cambiaré de trabajo, de compañeros de trabajo, de lugar de residencia posiblemente, y otras cosas varias. Y estoy segura que detrás de todos ellos hay una experiencia que "debo" aprender de esa manera concreta y no de otra. Así que trataré de aceptarlos y no pelearme con el mundo, pues algunos cambios que me suceden o me están sucediendo no los he decidido yo.
Pero he de añadir que los cambios más cruciales y dolorosos son aquellos que han acontecido por decisiones propias. Y en contra de lo que los demás querían. Cargar con la responsabilidad de un cambio es peor que aceptar que las cosas cambian..."porque han venido así", o no?? bueno, me pondré a ver los Puentes de Maddison...peliculón para sentir un poquito de romanticismo, que entre tanto cambio se le ha dejado a un lado.