martes, 26 de noviembre de 2013

Como el gallo de Morón


Hoy voy a hablar de la pluma. Y sí, podéis hacer bromas fáciles, porque me refiero a “esa” pluma. La de los maricones (un cursi diría “la de los gays”; pero es que yo no soy nada cursi; y ya dije una vez que reivindico la palabra “maricón”. Quien quiera saber por qué, que tire de archivo de este blog, que no voy a estar repitiéndome continuamente, hombre ya!).

Qué denostada está la pluma, sobre todo dentro del “universo gay” (otro día hablamos del “universo gay”; de si existe, y de cómo se maneja la gente que lo habita. Pero hoy aceptamos esa generalización, y seguimos, ¿vale?). Me sorprende muchísimo que un colectivo como el homosexual; que – supuestamente- ha luchado tanto por que se acepte su – nuestra- diferencia; acabe asumiendo los mismos estereotipos intolerantes, pacatos y conservadores de la sociedad que lo rechazaba. Esto lo veo yo con mucha frecuencia, y también me llega a través de amigas que lo observan con una mezcla de asombro e indignación. El ejemplo más flagrante es el enorme machismo que se respira en algunos círculos maricas: ese desprecio tan enorme con el que muchos maricones hablan de las  mujeres en general, y de sus – teóricamente- amigas en particular. La palabra “mariliendre” resume muy bien esta actitud. Que alguien, para referirse a una persona afecta, elija este neologismo tan insultante y despreciativo me revuelve el estómago. Literalmente. Yo no sé qué tipo de relaciones cultivan esos individuos; ni qué tipo de soberbia los lleva a considerar parásitos a las mujeres que los quieren y los acompañan. Qué cosa tan triste, qué corazón tan sórdido hay que tener para considerar que tus amigas son huevos de chupasangres capilares. Eso, por no hablar de la cantidad de maricas que abominan de todo lo femenino; que hablan con displicencia de las mujeres, y proclaman que sería ideal un mundo poblado sólo por hombres. Esto no es ciencia ficción: personas con este discurso existen, las he conocido personalmente. Y si eso llega a ocurrir; si “machotes” como ellos acaban siendo los únicos pobladores de este frágil y magnífico planeta... Por favor, que me avisen para mudarme a Marte. O a Venus, mejor, que es mucho más afrodisíaco (en el sentido más mitológico de la expresión).

En esa misma línea de despreciar lo femenino, muchos maricones abominan de “la pluma”. Ya ves tú, qué absurdez, cuando la pluma no tiene nada que ver con lo femenino. La pluma es pluma, simplemente: magnífica en su enorme diversidad. Porque hay muchos tipos de pluma: la pluma festiva; la frivolona; la aristocrática; la contenida; la elegante; la histriónica; también está la pluma lésbica, por supuesto (mucho más variada de lo que el estereotipo simplón de la camionera puede hacer pensar a la gente de poco mundo); y hay hasta una pluma heterosexual (o, mejor dicho, existen los heterosexuales con pluma; y las mujeres que sienten debilidad por ellos. Yo he conocido a varios individuos de ambos especímenes, me resultan muy curiosos). Ya digo que la pluma me parece magnífica en su diversidad. Y despreciar a los que tienen (debería decir “tenemos”) pluma es como decir que no te gustan los negros; o los pelirrojos; o la gente alta. Es cerrar los ojos y el corazón a un montón de gente. Es elegir ser social y sentimentalmente más pobre, así porque sí. Qué renuncia tan triste.  Aparte, me parece un ejercicio brutal de intolerancia: sobre todo cuando, como digo, esa actitud de desprecio nace del propio colectivo homosexual. De forma que queremos una sociedad más libre, más diversa, más tolerante.... Y mientras tanto reivindicamos la figura del macho-machote de toda la vida. Di que sí, a eso se le llama progreso. Ya por terminar de tocar los cojones, diré que la reivindicación y aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo, tal y como está planteada, va, en mi opinión, un poquito en esa misma línea. En vez de romper con lo antiguo y buscar nuevas formas de convivencia, nos comemos con patatas la institución más retrógrada (y desacreditada, como bien la definió la sabia y queridísima Gloria, muchas actualizaciones atrás) de la tradición juedeocristiana. Decía una amiga que, en cuanto la Iglesia acepte celebrar matrimonios gays como Dios manda, veremos a una mancha de maricones y lesbianas supuestamente progresistas pasar por el altar para recibir la bendición del obispo. Y tan a gusto, oye. A misa todos los domingos. Amén Jesús. No voy a decir que todos esos comportamientos me parecen perfectamente respetables. No voy a decirlo porque es una obviedad. Por supuesto. Faltaría más. Y también son contradictorios con determinados discursos. Claramente. Esto así dicho queda un poco bestia.... Para más matices, pinchad aquí (http://superbaleando.blogspot.com.es/2012/11/casarse-o-no.html) antes de tirarme piedras, ¿vale?

Hablando así, en general, a mí no me molesta la pluma. Para nada. De hecho, he estado enamorado, más de una vez, de tíos que tienen una pluma muy evidente. ¿Tengo pluma yo? Os dejo opinar a vosotr@s, querid@s y escas@s lectores/as (coño, quié difícil es ser políticamente correcto). Pues supongo que sí. Depende del momento, del contexto, de cómo me quiera yo expresar. Ni la fuerzo ni la contengo. Afortunadamente, en mi entorno, no necesito hacer ni una cosa ni la otra. Y esto lo enlazo con una última reflexión. ¿No puede ocurrir que algun@s detesten la pluma por simple y puro miedo? ¿Por vergüenza de lo que son o lo que puedan parecer? ¿Por ver, reflejada en el plumífero, su propia atrofia emocional o social? Seamos discretos; seamos serios; seamos formales; integrémonos, así, sin ruido. Como ciudadanos de bien, ¿no? ¿De eso se trata? Y un carajo. ¡Que viva el escándalo, si es natural! ¡Arriba el telón! ¡Y que viva la diversidad! Le pese a quien le pese.

3 comentarios:

  1. Querido Javi, la pluma ha sido y será siempre un artilugio para escribir... y sí, tú tienes mucha pluma, nunca dejes de expresar tu opinión, eso te hace libre. Como tú bien has dicho comparto mucho de lo expuesto, porque todo el mundo tiene "pluma", su "pluma", esa manera de expresión corporal y sonora, o es que Tamara Falcó no tiene "pluma"?.. pluma pija... o el propio Rajoy?... pluma aspersora... El hombre con sensibilidad tienes unas maneras más dulces, más finas...pluma... llamadlo como queráis. La mujer menos delicada tienes maneras más bruscas... pluma masculina... qué coraje que le pongamos nombre a todo. Seamos como queramos y nuestro cuerpo nos pida siempre que no se dañe a nadie (y de esta manera no se daña a nadie, solo a aquellos que se creen con la verdad única y la necesidad de educar a los demás como ellos creen esa verdad. y sí, me refiero sobre todoa esa Iglesia Católica que tanto daño y tanto por culo ha dado. Que libres seríamos sin sus prejuicios y represiones... y voy a parar porque el blog es tuyo) Besitos Javi.
    Isa Lillo

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  2. Guapa, guapa y reguapa, Isa.Te lo podría decir en voz alta, porque te tengo enfrente. pero te lo digo por aquí, y así queda negro sobre blanco.

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  3. Viva la diversidad. Sin ella estaría muy perdida!!!
    El machismo y la misoginia está dentro de la lista de impresentable.
    Comparto con Isa
    No dejes la pluma ni la tecla!!

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